La historia de los autos Vector tiene mucho que ver con no saber (o poder) definir un negocio potencialmente exitoso. Fueron intentos mal enfocados rodeados de infortunios y desinteligencias a la hora de la promoción y comercialización.
Uno de los motivos que permiten sacar esta clase de conclusiones es que, remontándonos a los inicios de la década de 1990, resulta difícil pensar que un automóvil de fibra de carbono con 1.000 caballos de potencia y una aceleración espeluznante no haya captado la atención del ambiente.
La premisa del desarrollo de este superauto era impactar con prestaciones soñadas, a la vez que se ofrecía alta confiabilidad y durabilidad del producto. El nivel tecnológico era realmente avanzado, basta con recordar que el Vector WX3 incorporaba un semi-monocasco similar al presente en los autos de competición de aquellos días. Este semi-monocasco tenía un alma de “honeycomb” de aluminio similar al utilizado en los aviones.
La carrocería del Vector WX3 estaba fabricada principalmente en fibra de carbono con Kevlar. Así es que este auto mantenía un peso razonable de 1.620 kg.
Caja automática de 3 marchas
0 - 100 km/h: 3,3 segundos
Entre ejes: 2.616 mm
Discos de freno: 343 mm
© Adrián Blanco 2007 - Prohibida la reproducción total o parcial de texto y/o imágenes sin consentimiento explícito por escrito del autor.